lunes, 26 de diciembre de 2016

Nacimientos de rancho, en Cerrogordo, Salamanca, Guanajuato

   En esta última semana del año, 2016, salimos a los ranchos próximos a Salamanca para saber si se mantiene la tradición del Nacimiento que hace algunos años, quizá décadas, estaba tan arraigada tanto en la cabecera municipal como en sus comunidades rurales, en esta visita que hacemos el lunes nos dirigimos a la ex hacienda de Cerrogordo.

   Había visto en la Casa de la Cultura en Salamanca que en la parroquia de Cerrogordo se montaba un nacimiento, así que directamente llegamos allí para enteraron que lo que se coloca es lo habitual en todo templo católico pero no un Nacimiento tradicional con todos los elementos propios del Bajío o, más precisamente, los elementos propios de Salamanca...

   Lo que allí se coloca es una escena básica, conformada por San José, la Virgen, el Niño y los Reyes Magos... nada de lo que pensaba encontrar en esa curiosa y campirana monumentalidad de los Nacimientos de Rancho, así que, comenzamos a preguntar...

   Entramos por esos callejones que el tiempo formo luego de la Revolución y el Reparto Agrario, lo que eran los pasillos de la hacienda ahora son calles de la comunidad, la que vemos a la izquierda era el portón de entrada a la, digamos, zona de servicios, de la hacienda.

   Por aquí estuvo la fragua, en donde se elaboraban todos los utensilios metálicos necesarios para las faenas propias del campo... seguimos preguntando y supimos en dónde podríamos ver un Nacimiento, llegamos, tocamos, con amabilidad atendieron a nuestro pedido y abrieron las puertas de la casa.

   Provoca siempre un gusto bastante especial la amabilidad, la cordialidad y sencillez característica de la gente que ha crecido en el campo... pasen, pasen, siéntese que ahora lo prendo para que lo vea, nos dijeron...

   El Nacimiento estaba colocado en el piso, justo en la sala de la casa y todo lo que allí se mostraba era una auténtica explosión de color, de formas, de figuras de plástico, de pasta, de barro, conchas, arena, pastores, palomas, borregos, un cielo estrellado por el que un cometa pasa... y al centro el pesebre con un enrome Niño Dios colocado al centro.

   La tradición, nos dicen, sigue pasando de generación en generación, ya nada como antes, pero se mantiene viva... dentro de las posibilidades que implica tener el espacio adecuado, el gasto de los elementos frescos que lo acompañan y mantener enteras las figuras que cada vez son más frágiles.


   De pronto una escena con tortugas, lagartos y enormes sapos rodeados de todo tipo de conchas nos dicen de la candidez, aquella que reinó hace tiempo en México...

  El punto central de todo Nacimiento siempre será el pesebre y, más aun, el Niño... pero algo apareció allí ¿lo notas al fondo de la imagen?

   Vengan para acá, en esta otra casa hay otro... es de mi sobrina, vengan... así que nos llevaron a la casa contigua y con la misma amabilidad nos recibieron. Pasen, ahora lo prendemos... y allí apareció este colorido Nacimiento, con cientos de luces y otro tanto de figuras de pastores, y todo lo imaginable...
   Un marrana con sus lechones, casitas, palmeras, árbolitos... cisnes, patos ...


   Y la escena central, el Niño, San José, la Virgen, los Reyes...

 Y el gallo... ¿por qué el gallo? pregunté. Pues por San Pedrito, respondieron... candidez, candidez total en los Nacimientos de rancho.

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