martes, 24 de marzo de 2015

El primer proyecto de tren que hubo para el Bajío, 1857.

    Muy en lo personal el tren ha impactado mucho mi vida, especialmente en la infancia, que es la etapa formativa, vivía a tan solo una cuadra de la Estación, en la calle La Fortaleza, en la noche más que molestarme, el ruido del paso de los vagones del ferrocarril me gustaban, me parecía un ritmo placentero; claro es que cuando el tren "se atravesaba" era un tormento esperar media hora, una hora o aun más tiempo a que continuara su marcha; tenía prohibido el subirme para cruzar cuando el tren estaba estacionado, esperando no se que, seguramente a que le dieran "vía libre" para que pudiera seguir su rumbo, ya sea a México que a Aguascalientes o a donde fuera. El tren llegó a Salamanca en la década de los años ochenta del siglo XIX, por un lado en la parte local, de Celaya a Irapuato, por otro en la nacional, que correría de la ciudad de México hasta la de León, luego crecería para llegar a Paso del Norte que, ya entonces, se llama Ciudad Juárez. Y, bien lo sabemos, hubo otra línea, una que era un “ramal”, del Ferrocarril Central Mexicano, que correría de Salamanca a Valle de Santiago y Jaral del Progreso.

   Sorpresa mayúscula me llevé la primera vez que leí sobre el ramal norte, el que partía de Salamanca, pasaba por la Hacienda de Cerrogordo, continuaba a San Juan de la Vega y llegaba a Empalme, empalme de vías de trocha corta y ancha, que llevaba, en aquel entonces el nombre de González, que era en honor al benefactor y patrón de la zona, Eusebio González (esposo de la salmantina Emeteria Valencia), que luego cambiaría su nombre por el de Empalme Escobedo, en honor a uno de los consumadores de lucha en contra de la Invasión Francesa.

    Ahora que hemos logrado (considerando que este blog tiene ya seis años de publicarse) adentrarnos más a la Historia de Salamanca encontramos un pasaje más que no se ha documentado del todo para nuestra memoria colectiva, no solo en Salamanca, sino en todo el Bajío pues, bien lo sabemos, que en todo movimiento político siempre habrá de favorecer a aquellos que apoyan un pronunciamiento o levantamiento (cosa común en el siglo XIX), y fue precisamente eso lo que ocurrió en Guanajuato, más concretamente en el Bajío guanajuatense luego de que Manuel Doblado apoyó desde su gobernatura, el Plan de Ayutla y el pronunciamiento de Ignacio Comonfort como Presidente Sustituto en la República Mexicana. 

   Mucho hemos leído sobre la construcción de los ferrocarriles en México, todo siempre nos conduce la línea férrea levantada entre la ciudad de México y el puerto de Veracruz, pero, hemos pasado de largo por un Decreto proclamado el 1° de Junio de 1857, luego de haber sido decretado “el camino de fierro de Veracruz a México, vía los Llanos de Apam y Puebla” el 1° de Febrero de 1856 y haber conformado la Junta Directiva a cargo de Gregorio Mier y Terán, Hermenegildo de Viya y Cosío y Pablo Martínez del Río. Vendrían más concesiones y decretos en esa Presidencia Sustituta, encabezada por Comonfort, la del Matamoros a Monterrey a Esteban Zenteno y José Dionisio González; la de Jorge Luis Hammeken del México Tacubaya; la de Albeto C. Ramsey, de Antón Lizardo (en Veracruz) a Acapulco, y la de Antonio Escandón de Veracruz a Acapulco, sólo por mencionar algunas de las doce concesiones el que Presidente Comonofort autorizó, y su Minstro de Fomento, Manuel Siliceo dice que “cuatro son los ferrocarriles que hasta ahora anuncian más seguridad en el éxito” (1). Uno de ellos era el Querétaro-La Piedad, que pasaría por Salamanca. 

    Se construiría el de México a Tacubaya, se comenzaría el de México a Veracruz pero el de Querétaro a Guanajuato y La Piedad nunca se concretó. El Decreto para la constitución de una empresa encargada de desarrollar ese camino de fierro se publicó en la ciudad de México el 1º de Junio de 1857, es bastante largo, consta de 20 Artículos siendo el primero el que a continuación transcribo:

Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio de la República Mexicana. Sección Quinta. El Excelentísimo Sr. Presidente de la República se servido dirigirme el Decreto que sigue:

   El ciudadano Ignacio Comonfort, Presidente de la República Mexicana, a los habitantes de ella, sabed: Que en uso de las facultades que me concede el plan proclamado en Ayutla y reformado en Acapulco, he tenido a bien decretar lo siguiente:

Art 1°.- Con el objeto de hacer un camino de fierro en el Bajío del Estado de Guanajuato, que una la capital con Querétaro por un lado, y con el pueblo de la Piedad por el otro, se formará una compañía con capital de tres millones de pesos, dividida en trescientas mil acciones de diez pesos cada una. (2)

   Se pedía formar una empresa con un capital de tres millones de pesos, que para entonces era una fortuna enorme, gigantesca, el gobierno del Estado de Guanajuato pensaba cobrar un 5% adicional a toda la mercancía que se vendiera en el Estado y con ella soportar el proyecto, además de que se gravaría también con un porcentaje adicional a todas las fincas rústicas y urbanas dentro del Estado a tasa de un millar anual. El proyecto nunca se concretó, y el 1º de Enero de 1872 se inauguraría el servicio de ferrocarril de pasajeros y carga entre México a Veracruz, sería el único de los cuatro que pensaba Comonfort se materializarían de los doce autorizados.


Fuentes:

1.-Siliceo, Manuel. Memoria de la Secretaría y Despacho de Fomento, Industria y Comercio. Imprenta de García Torres. México, 1857, p.21

2.- Ibid, pp. 80-83

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