lunes, 13 de mayo de 2013

Juan Pérez Quintana, uno de los fundadores de la Villa de Salamanca.

   Mucho hemos oído sobre la fundación de Salamanca, cosa que sucedió el 1 de enero de 1603. Sabemos también que fue Bartolomé Sánchez Torrado quien promovió la fundación de la villa de españoles. Sabemos también que fueron 41 los que firmaron el acta, todos españoles y quizá sea esa la respuesta que buscábamos para encontrarle legalidad a la inclusión de Juan de la Cruz Sarabia, indio purépecha perteneciente a la nobleza, dentro de la fundación de una villa de españoles a un indígena pues, al final, no se estaba rompiendo la regla de tener 40 firmantes españoles; ese adicional sería, a mi modo de ver las cosas, el personaje del cual hicimos ya una semblanza en un artículo anterior.

  Es también sabido que fueron españoles avecindados en Irapuato los que promovieron la fundación de una nueva villa. El caso de uno de ellos, Juan Pérez Quintana, me parece otro de los casos interesantes dado que, él estando en Irapuato desde 1570 según lo vemos en documento del Archivo Histórico de Guanajuato (1), era ya propietario de terrenos en términos de esa Cogregación, sin embargo prefirió mudarse a la nueva villa de Salamanca y participar de su fundación.

   "... y en virtud fueron fabricando las casas en un pedazo de tierra en un sitio que se hizo merced a Francisco Hernández por el señor Don Luis de Velasco virrey que fue de esta Nueva España y tal sitio se llama Nuestra Señora de los Remedios y el sucesor que fue de este sitio Juan Pérez Quinana hizo donación a muchas personas así descendientes suyos como otros que se vinieron a poblar y en su virtud fueron fabricando sus casas en que vivieron y viven y se erigió Iglesia Parroquial y otras tres que se nombran Hospital de Nuestra Señora de la Misericorida, el Señor San Joseph y Nuestra Señora de la Soledad". (2)

   De la fecha en que haya llegado Pérez Quintana no tengo dato, pero bien lo podemos ubicar a mediados del siglo XVI y llega aquí, seguramente, por la buena relación que tenía con uno de los primeros pobladores de Irapuato, Francisco Hernández, relación que se afianzaría más al casar Juan Pérez Quintana con Isabel Hernández, hija y heredera de su padre, Francisco Hernández. Sería de este modo que Juan Pérez Quintana se haría de más propiedades ya que, como era costumbre de la época, las propiedades de las mujeres entraban dentro de la dote para que el marido las trabajara e hiciera uso de ellas a plenitud.

   Dentro de las Estancias repartidas en Irapuato, aparece una conocida como La Estancia Vieja o de San Antonio, que fue entregada a Gaspar de Mendoza, quien el 17 de mayo de 1576 las divide en dos partes, de igual tamaño, para venderlas, una a Juan Gil, la otra a nuestro personaje, Juan Pérez Quintana. De este modo vemos que para entonces, comenzado el último cuarto del siglo XVI, contaba ya con dos estancias. Es entre este año y 1590 que casa con Isabel Hernández, hija de Domingo Hernández, nieta de Gerónimo Jiralde, y es precisamente de esa línea de parentesco que Juan Pérez Quintana se hace de una nueva propiedad, una parte de la Estancia de Irapuato que el 30 de enero de 1591 hereda Isabel Hernández y que se une a las propiedades que contaba junto con su marido que eran ya 3 en distintos puntos de la región.

  A este punto será bueno hacer un listado de las personas que habían recibido Estancias en la que luego sería la jurisdicción de Irapuato, la que en su parte oriental se adentraba en lo que hoy conocemos por municipio de Salamanca:

1548.- Hernán Sánchez Mancera
1556.- Pedro Muñoz maese de Roa
1556.- Francisco Hernández
1557.- Rodrigo de Acosta
1563.- Martín Aranda
1566.- Martín Saucedo
1566.- Juan Peñalosa
1570.- Juan Pérez Quintana.
1588.- Alonso de Santoyo
1590.- Tome López

   Dos nombres saltan a la vista, uno, claro es, el de Juan Pérez Quintana, el otro el de Alonso de Santoyo, familias que, en generaciones siguientes, se avecinarán en Salamanca y Valle de Santiago.

   Para 1597 Juan Pérez Quintana toma posesión de tierras al sur de Irapuato, muy cerca de lo que actualmente es Pueblo Nuevo, en lo que luego se conocería como Hacienda de la Soledad, junto con el sitio de Yóstiro y el cerro de Panales, todo esto lo vender en 1623 a Jorge Maldonado. Para entonces Juan Pérez Quintana vivía en Salamanca desde hacía 20 años.

  El caso de la Estancia de Tamascatío, que se dividirá luego en varias haciendas, todas con el nombre de Temascatío (San José, San Antonio, San Nicolás), serán los sitios en donde los descendientes de Juan Pérez Quintana tomarán propiedad al paso de tiempo. "En 1557 el virrey Luis de Velasco mercedó a Pedro Muñoz maese de Roa, dos estancias, una de ellas, de ganado menor, se convirtió en la Hacienda de San Nicolás Temascatío. La hacienda pasó a posesión de Alonso de Rebollar quien la vende el 18 de agosto de 1593 a Domingo de Hernandez" (suegro de Juan Pérez Quintana) y éste, más adelante la heredará precisamente a él, a Juan Pérez Quintana.

  De una propiedad mas hay registro de haberla obtenido Pérez Quintana  por parte del Virrey, marqués de Gaudalcazar, estas fueron las 3 caballerías de tierra cercanas a la Hacienda de San Juan. 

   De los cargos obtenidos por él y su familia, vemos en el listado de Alcaldes Ordinarios de Salamanca que son varias las ocasiones que él o sus descendientes lo ostentan. En 1609 Juan Pérez Quintana; en 1636 fue Juan Pérez Quintana de Hoyos y en 1682 lo será nuevamente Juan Pérez Quintana pero, en este caso, estamos hablando ya de uno de sus descendientes.

   En el padrón que se levantó de los habitantes de la villa de Salamanca en 1683, encontramos que varios de sus descendientes vivían en la villa: Juan Pérez Quintana de Hoyos, Doña María Pérez de Santoyo y Domingo Pérez de Hoyos. Y en calidad de estancieros, pero sin mencionar cuál era su propiedad encontramos a Lázaro Pérez de Santoyo, Juana de Santoyo y Alonso Pérez de Santoyo.

   Con todo esto lo único que pretendo corroborar es como, en ese siglo XVII, cuando se dio la fundación de Salamanca, los que tuvieron la oportunidad de moverse de Irapuato lo hicieron, luego lo harían a Valle y, entrado el siglo XVIII no quedarían rastros de los que fueron los primeros habitantes de Salamanca ni de los descendientes de los fundadores de la villa.


Fuentes:

1.- Archivo Histórico de Guanajuato, C7, Exp. 210 p.25

2.- Cruz Cuellar, Ma. Teresa (Coordinador) Haciendas Virreinales de Irapuato. Una aproximación a su historia económica e infraestructura física. Siglos XVI-XVIII. Archivo Histórico Municipal de Irapuato. Irapuato, 2009. p.25

Nota, todos los datos que aquí aparecen los obtuve de la lectura del libro de Haciendas de Irapuato, del que aparece su referencia completa en el número 2.

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