sábado, 6 de marzo de 2010

De los movimientos milagrosos del la imagen del Señor de la Tercera Orden que se venera en Pátzcuaro, Michoacán


Encontramos en la ciudad de Pátzcuaro, un cristo muy venerado, casi tanto como Nuestra Señora de la Salud, cuya historia es bastante particular y tiene una relación, en buena medida con El Señor del Hospital de Salamanca, pues, como bien lo sabemos, el milagro, el portento que sucedió con el Cristo Negro fue aquel en el que se presentó clavado a una vara de distancia de donde lo habían dejado y la campana del primitivo templo del hospital doblaba a duelo. Solo que, en el caso del Señor de la Tercera Orden, hubo la precaución de certificar ante oidor o notario los acontecimientos presenciados por un buen número de personas.


“Piérdese en la oscuridad del pasado el origen de la milagrosa imagen de El Señor de la Tercera Orden que se venera en el templo de San Francisco de Pátzcuaro, Michoacán. Probablemente es contemporánea de a imagen de la Virgen de la Saludad mandada hacer por don Vasco de Quiroga el año de 1540; ya que las dos imágenes son de caña de maíz, materia que usaban los indios para hacer sus ídolos. La actitud que se observa en este crucifijo es verdaderamente notable ya que es la de un cuerpo muerto colgado de la cruz, muy diferente de otras imágenes del Crucificado que se ven ordinariamente rígidas. Con respecto a esa actitud no se sabe si sería la primitiva que le dio el artista o quedaría así, después de los movimientos milagrosos que se observaron en ella…” (1)


Los hechos se dieron el 21 de julio de 1656, hace poco más de 350 años, era el Alcalde Mayor de Pátzcuaro el Sr. Don Diego Bracamonte Dávila, fue el quien asentó los hechos y los hizo saber de inmediato y por escrito al Obispo de Michoacán, Fr. Marcos Ramírez del Prado y Ovando, O.F.M. quien ostentara el título de 1640 a1666. La relación dice que: “Ilustrísimo y Reverendísimo Señor, ayer veintiuno de los corrientes sucedió, Ilustrísimo Señor, un prodigio en esta ciudad como a las cinco y media de la tarde que aún al contarlo espeluzna los cabellos, oí tocar muy aprisa la campana que está junto a la capilla de la Cruz Milagrosa, pregunté la causa y dijérnome que era cierta señal de que temblaba, acudí con toda presteza para ver una cosa que deseaba mucho y llegando cerca me dieron noticia de que temblaba el Cristo (que está en la capilla de los Religiosos de San Francisco) y no la cruz; fui allá con diez u doce personas a ver esta maravilla; vimos todos y lo juraremos (si fuese necesario) temblar el brazo izquierdo algunas veces y después todo el cuerpo, clara y distintamente apartándose de la cruz como dos o tres dedos poco más o menos, con notable asombro, temor y ternura de los que nos hallábamos presentes; yo me hice predicador y les dije que nuestros pecados eran tan grandes y tan excesivos, que parece a nuestro modo de entender hacían temblar al mismo Dios.


Doy cuenta a V.S. Ilustrísima para cumplir con la obligación de mi oficio, y para que como tan Santo y Celoso Prelado cumpla V.S. con las que le tocasen en el suyo, cuya persona guarde Dios en las grandezas y puestos que merece.


Carpo de Aro y Julio Michoacán, veinte y dos de mil seiscientos cincuenta y seis años.


Besa la mano de V.S. Ilustrísima su más afecto servidor:


José Diego de Bracamontes y Dávila”. (2)


Tres días tardó en llegar la información a Valladolid, el Obispo al día siguiente giró instrucciones para que el Cura de Santa Clara del Cobre fuera a certificar que lo relacionado eran hechos reales, para ello designo dando “comisión cumplida, como de derecho se requiere y es necesaria al Bachiller Agustín Arévalo, Cura beneficiado del Partido de Santa Clara…” de aquí siguió la averiguación, misma que con ligeras variantes, era igual a lo relacionado por el Alcalde Mayor, de entre los declarantes aparece “Don Antonio Cortés de Heredia, Teniente General de esta Provincia quien mandó quitar la gente que estaba cerca del Crucifijo para cerciorarse de que nadie movía la imagen, declara en su testimonio que lo vio él y el Padre fray Pedro de Sanda de la Orden de San Agustín que estuvo también presente…” (3)


Fueron muchas más personas las que dieron testimonio escrito y jurado del portento. En la actualidad la imagen original se encuentra en el altar mayor del Templo Franciscano y el pueblo de Pátzcuaro le tiene gran reverencia. Una réplica se encuentra en el mismo templo en un altar lateral a donde todos los fieles tienen libre acceso a la misma es la que vemos en las primeras fotografías, con fondo de madera. Esta es una de las tantas imágenes de Santos Cristos que existen en el actual Estado de Michoacán y cada una de ellas guarda una historia por demás sorprendente. Para finalizar solamente hay que anotar que hubo una época en la que Pátzuaro se le denominaba como Carpo de Aro, Carpo de Aro y Julio, Carpo de Aro y Julio Michoacán, luego se le nombró Michoacán, para finalmente qudar con su nombre original, el que todos conocemos: Pátzcuaro.


Bibliografía:


1.- Señor de la Tercera Orden. Novena y Triduo. R.P. Juan M. Camacho, OFM. Lipak Impresos. Celaya, 1961.


2.- Ibid


3.- Ibid




2 comentarios:

  1. Hace 27 años tube el honor de ver de cerca al Cristo de la tercera orden y al observar sus ojos se veia el dolor y la postura de su cuerpo era de alguien que estaba sufriendo, se me había olvidado esa imagen y en estos días que estoy conociendo mas a Jesús, se me vino a la mente y recorde que,ahí fue donde vi su verdadero rostro , sufriendo por nuestros pecados y cumpliendo la voluntad de Dios Padre.

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    1. Hoy soñé con Cristo. Él apareció claramente suspendido en el aire, como a 7-8 metros del suelo, extendió sus brazos como crucificado, pero no vi la cruz, sólo extendió sus brazos y sin esperarlo volvió Su Mirada hacia mí. Viéndome fijamente a los ojos penetró hasta mi alma su ternura, a pesar de que Él estaba sufriendo. Me mostró en tres imágenes mis errores mientras no dejaba de mirarme fijamente con una ternura indescriptible. Acto seguido expiró dejando soltar su cabeza inherte, impresionante. En seguida desperté con gran impacto, sin olvidar la dulzura y gran ternura de Su Mirada. Una hora más tarde en el transcurso de la mañana, escuchando la radio de una radiodifusora local (aqui en Pátzcuaro) una locutora narraba la historia sobrenatural de El Señor de la Tercera Orden. Gran Testimonio para mí

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