jueves, 27 de agosto de 2009

Dos magníficas pinturas Novohispanas en la Parroquia del Señor del Hospital

La evangelización en México fue tarea ardua llevada a cabo por las órdenes religiosas que llegaron al país. Franciscanos y Agustinos tuvieron enorme influencia en toda la zona del Bajío, los Jesuitas también influyeron en algunas regiones, solo que ellos fueron expulsados en 1768. La labor evangelizadora en un principio implicó aceptar varios sincretismos para asociar las ideas religiosas arraigadas entre los nativos y fundirlas con la idea europea del Catolicismo. Para ello se sirvieron, entre otras cosas, de las representaciones teatrales que en México se manifestaron de manera única en las "Pastorelas", donde se narraban escenas desde la Anunciación hasta la Navidad.

Se colocó este lienzo siendo Cura de esta Parroquia el Señor Licenciado Don Antonio del Cos y León, Comisario del Santo Oficio de la Inquisición, Cura propio y Juez Eclesiástico de ella y Mayordomo Don Ignacio Caruacha, Notario de dicho Santo Oficio y Receptor del Juzgado Eclesiástico. Año de 1744.

La pintura fue utilizada también como un medio de catequesis, mostrando en escenas, desgarradoras los suplicios a los que se enfrentarían aquellos que no lograran redimir sus pecados a través de la penitencia. De allí que la parte visual juega un papel sumamente importante para transmitir las ideas de infierno, purgatorio y paraíso. En El Señor del Hospital contamos con dos magníficos lienzos pintado uno en 1744, el otro en 1800 en donde se nos muestran, de forma tradicional los tres niveles que toda pintura del siglo XVII y XVIII nos reeflejan el tránsito que el alma debe llevar desde el purgatorio hasta la gloria para cumplir con el concepto pecado-penitencia-remisión. Esta pintura, la que vemos en la primera fotografía, cuelga en el lateral derecho, muchos que asisten a la Parroquia no la han notado pues se ubica en la pared norte.

Al iniciar el presente año, otra de las magníficas pinturas, esta de 1800, fue retirada de su lugar original en el Expiatorio, debido a los trabajos de remodelación del Templo. Esa pintura es una bellísima obra que muestra esos tres niveles de forma tradicional, el purgatorio en la parte baja, haciendo mención a los símbolos de tiaras papales, mitras obispales y pelucas y otros símbolos que identifican a esos pecadores con actividades humanas, para luego seguir a un segundo nivel en donde se muestra a San Francisco de Asis y a San Lorenzo, al centro una escena de la crucifixión y la Divina Sangre, flanqueada por los Arcángeles San Miguel y San Rafael. Los doce Apóstoles aparecen, siendo bien claras las representaciones de San Pedro y San Pablo. La Virgen María se incluye en la escena.

En los cielos la representación de la Gloria con el Padre Eterno en el concepto de la Santísima Trinidad corona la escena. Esta pintura es de una delicadeza única, los colores siguen sólidos y definidos, sin embargo el paso del tiempo ha hecho su estrago en el lienzo, razón por la cual la Parroquia del Señor del Hospital está en busca de un patrocinador, alguien que quiera adoptar la obra para preservarla y colocarla nuevamente dentro del recinto ya restaurada y dignificada.

Mas nos adentramos en los detalles que guarda la Parroquia del Señor del Hospital y nos damos cuenta de que contamos en Salamanca con un par de obras que nos permiten apreciar como fue evolucionando la pintura religiosa, primero con la escena plasmada en 1744, siguiendo con la de 1800, la cual, por cierto, no está en exhibición hasta no ser restaurada completamente.



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